- Este nuevo modelo de vida empieza a implantarse en España tímidamente
- Ofrece rentabilidades más altas que otros productos residenciales
La implantación del modelo de coworking en España está allanando el camino para la siguiente tendencia de éxito en otros países como Estados Unidos o Reino Unido, pero todavía es un gran desconocido en nuestros país: el coliving.
«Como casi todos los negocios colaborativos, el coliving se originó en Silicon Valley al producirse una escasez de vivienda que chocaba con la multiplicación de jóvenes profesionales que llegaban a San Francisco con ganas de socializar. Y es cuando empezaron a aparecer edificios en los que los inquilinos no sólo compartían zonas comunes sino que, además, también sus aficiones», explica Gonzalo Zulueta, responsable de inversión residencial & suelo de Capital Markets en la consultora inmobiliaria Catella.
Así, el coliving es una extensión o evolución del coworking en el mercado de la vivienda, que dota de espacios en los residentes, generalmente profesionales afines, que además de compartir un lugar de trabajo, comparten una casa donde pueden seguir intercambiando experiencias, laborales y vitales. «En mi opinión, el modelo coliving proporciona una forma de vida completamente revolucionaria en términos de espacios compartidos, en línea con lo que busca en la actualidad los millennials», destaca Zulueta, «y es que, tal y como describen las empresas de coliving, esta generación valora las experiencias mucho más que las posesiones materiales. Para muchos de ellos, la propiedad ya no es el objetivo y prefieren aprovechar al máximo su vida y sus experiencias». Por ello, este modelo está diseñado para que las personas interactúen con los demás, dotándolos de zonas comunes tales como sala de cine, sala de juegos -ping pong, billar, dardos, etc.-, biblioteca, comedores que puedes reservar para hacer una cena privada con amigos, gimnasio, restaurante Al final todo está pensado y construido para compartir experiencias dentro de una comunidad, destaca el directivo.
«Estos espacios funcionan como laboratorios de ideas de jóvenes emprendedores, que se unen para desarrollar proyectos en poco tiempo, conviviendo tanto en el trabajo -coworking- como en su vida privada (coliving), y generando de esta manera fuertes sinergias entre sus proyectos. De esta manera, se acelera el proceso de creación del concepto y el desarrollo y puesta en marcha del mismo», explica Patricio Palomar, consultor sénior de inversión en AIRE Partners.
«El coliving no deja de ser una evolución natural del booming que estamos viviendo en el sector del alojamiento de estudiantes en Europa. Los jóvenes entre 22 y 30 años del mundo anglosajón están acostumbrados a un nivel más altos que el nuestros en los servicios y en la calidad de las residencias de estudiantes donde se han alojado durante su época universitaria, y demandan complejos de similares características para sus primeros años tras incorporarse al mercado laboral», detalla el directivo.
Rentabilidades cercanas al 7,5%
En este sentido, Patricio Palomar, destaca que «a nivel inmobiliario este tipo de proyectos pueden ofrecer rentabilidades cercanas al 7,5% cuando sumamos lo que se factura por diferentes servicios, lo cual resulta muy atractivo con respecto a fórmulas de arrendamiento residencial más tradicionales, en las que rara vez se consiguen rentabilidades netas superiores al 5,5%.
Este diferencial de 200 puntos básicos y la alta demanda que se espera para un producto inmobiliario innovador es sin duda lo que está llevando a promotores a desarrollar producto y los inversores a intentar crear carteras que permitan obtener economías de escala en la gestión de las plataformas internacionales actuales, que se encuentran aún en fase de startup». Aunque vivir en un coliving puede ser más caro que compartir un piso, «muchas personas no buscan un sitio barato sino un lugar donde tener acceso a muchos servicios y a interrelacionarse con mucha gente con la que compartir experiencias», destaca Palomar.
La oferta diferenciadora que ofrecen estos espacios es clave, según explica Zulueta, ya que «utilizan una tecnología vanguardista para mejorar la experiencia de las personas que viven en estos edificios, que se conectan y crean una comunidad. Un dato es que estos edificios lo dirigen community managers, que están encargados de canalizar las actividades de los Colivers.
Además, algunas empresas han diseñado sus propias apps donde la gente puede, por ejemplo, pedir comida a la recepción, reservar las estancias para eventos privados, reportar problemas de mantenimiento en sus apartamentos, ver quien está en el edificio y conectar con ellos para preparar cualquier plan conjunto».
Fuente: https://www.eleconomista.es/