La construcción de edificios tiene un impacto medioambiental considerable y que suele pasar inadvertido. Esta actividad genera el 39% del CO2 emitido a la atmósfera, el 30% de los residuos sólidos y el 20% de la contaminación de las aguas. Por eso es fundamental que todos los actores económicos y sociales, incluidas las entidades financieras, faciliten la construcción sostenible en las nuevas edificaciones, así como en la rehabilitación de edificios.

De hecho, la normativa sobre eficiencia energética de la UE, traspuesta al ordenamiento jurídico español mediante la actualización del Documento Básico de Ahorro de energía DB-HE del CTE, establece que todos los edificios públicos (a partir de 2019) y los nuevos de titularidad privada (desde 2020) deben ser de consumo prácticamente cero (edificios de consumo de energía casi nula (nZEB).

A su vez, este cambio implica un compromiso de los técnicos y de todo el sector de la valoración inmobiliaria para crear una formación específica en esta materia, así como una evolución en la financiación para su adquisición y una valoración de estos nuevos edificios que tenga en cuenta su eficiencia energética. Todo ello deberá estar en línea con la iniciativa europea EeMAP, centrada en incentivar y canalizar el capital privado hacia inversiones en eficiencia energética mediante el diseño de una hipoteca específica para Europa.

En este contexto, desde Triodos Bank, como especialistas en la financiación de este sector, han elaborado un conjunto de pautas que se tienen en cuenta a la hora de considerar que una construcción es sostenible:

1. Aprovechamiento y uso inteligente de los recursos naturales

Durante el proceso de construcción, los edificios consumen entre el 20% y el 50% de recursos naturales del entorno en el que se construyen (madera, minerales, agua y combustibles fósiles). Asimismo, una vez construidos, son causa directa de contaminación debido a las emisiones que producen como consecuencia del consumo de la energía y agua necesarias para su funcionamiento.

Para minimizar el impacto hay soluciones que permiten disminuir de manera equilibrada los efectos de los materiales sobre el medioambiente:

  • Recuperar y/o reciclar residuos generados durante la construcción, como madera, asfalto, hormigón, ladrillo y bloque, yeso-cartón, metales, papel y cartón, impermeabilizantes y plásticos.
  • Elegir madera procedente de bosques certificados como sostenibles para elementos definitivos del edificio.
  • Aplicar pinturas, imprimaciones, moquetas, adhesivos aislantes y maderas sin Compuestos Orgánicos Volátiles (COV)

También es importante impulsar la financiación de la rehabilitación de edificios como una oportunidad para contribuir a solucionar la pobreza energética e impulsar del empleo.

2. Eficiencia energética

El sector de la construcción es uno de los principales generadores de emisiones de CO2 y consumidores de energía. Para reducir el impacto ambiental de las nuevas edificaciones es importante promover la construcción sostenible con materiales ecológicos, sistemas de ahorro, fuentes de energías renovables y sistemas de gestión de residuos.

En España hemos llegado a superar la cifra de 13 millones de hogares que incumplen con los mínimos de eficiencia en el consumo de energía. Pero desde 2020 ya es obligatorio que todas las construcciones sean Edificios de Consumo Casi Nulo. Desde que se crea un proyecto, la gestión de la energía tendrá una gran importancia en los edificios, así como la intervención de los usuarios y su mantenimiento. Para llevar a cabo este uso eficiente de energía es importante considerar algunos aspectos:

  • Empleo de luz natural para disminuir el uso de la eléctrica.
  • Uso de equipos y sistemas electromecánicos eficientes energéticamente.
  • Instalación de controles digitales directos para la temperatura, humedad e iluminación en la mayoría de los espacios

3. Respeto a la salud de las personas y al ecosistema circundante

La vegetación abundante, tanto en el exterior como en el interior de la casa, permite disminuir los efectos de la contaminación atmosférica y los ruidos, además de contribuir al confort térmico y climático y a una humedad relativa ambiental correcta.

Igual de importante resultan el emplazamiento y la orientación de la vivienda. Es recomendable evitar zonas industriales de gran contaminación atmosférica, muy ruidosas o cercanas a líneas de alta tensión. El diseño bioclimático de la vivienda y la orientación solar correcta cobran un papel fundamental para regular adecuadamente los cambios de temperatura, lo que, a su vez, repercute en el ahorro energético y en la creación de espacios saludables para las personas.

4. Funcionalidad de los nuevos espacios construidos

La sociedad debe sentir la necesidad de recuperar el concepto de ciudad próspera y de cohesión, a la vez que mejora su impacto ambiental.

La sostenibilidad en la construcción de viviendas no debería ser un lujo. Es un valor de primera necesidad para la sociedad y el entorno. Al fin y al cabo, la contaminación y el cambio climático son iguales para todas las personas e incluso afectan más a las que disponen de menos recursos económicos para protegerse de sus consecuencias.

5. Dimensión social de la construcción sostenible

En los últimos años, la crisis y la emergencia de la pobreza energética han puesto sobre la mesa la dimensión social de una construcción más sostenible por los altos costes asociados y que muchas personas no pueden asumir.

Contar con un nuevo parque de viviendas de energía casi nula en Europa, íntegramente sostenible, es un requerimiento obligado para los estados miembros. Estas características en los hogares de nueva construcción redundarán en la lucha contra el calentamiento global y darán acceso a una vivienda digna con costes energéticos asumibles que repercutirá en el bienestar de las personas, en sus hogares y en la sociedad.

Fuente: Idealista.com